Distintos autores pregonan sobre la importancia de que el niño
discapacitado en general y con Distrofia Muscular en particular se integre a la
educación formal (Gallardo, Salvador; 1994; Werner, 1990; Roses, 1990; Holmgren,
1995). Sobre esto Werner (1990) propone que se invite a los compañeros a la
casa del niño para hacerlas tareas y jugar, así como integrarlo a las
actividades comunitarias en general.
En una visión de la actualidad española Gallardo y Salvador (1994) dicen que: "Es necesario que el niño con disfunción motora en general y con
DMD en particular, asista a la escuela para que tenga la oportunidad de
madurar con sus iguales, de jugar, de aprender, de disfrutar y de vivir en
un ambiente "normalizado" " (Gallardo, Salvador; 1994; p. 36).
En Chile, el IRI postula que la
integración escolar del niño con distrofia muscular debe plantearse como un derecho ya que las escuelas
comienzan a segregarlos desde la etapa IV que es cuando la marcha es más
difícil y se está a punto de usar silla de ruedas (Holmgren, 1995); sobre esto último es recomendable destacar que actualmente está prohibido no recibir a un alumno con discapacidad motora, pero
esto no significa que no se pueda dificultar su acceso con medidas
"informales".
Nosotros, como futuros docentes, no solo debemos permitir el acceso de
estos niños a la escuela ordinaria; sino que debemos estar preparados y formados para poder hacer frente a este reto
y posibilitar una estancia agradable en el centro para nuestro alumno con la
mejor educación. Conjugando integración con aprendizaje significativo
lograremos la total inclusión de nuestro alumno, lo que beneficia tanto a él
como a sus compañeros que aprenden y se enriquecen de la diversidad.
Una vez integrados, no debemos olvidar que nuestra función no se reduce a
la mera transmisión de conocimientos, y
más en el caso de estos niños donde la intervención a nivel afectivo-social
juega un papel muy importante.
Para todo ello, usaremos materiales
didácticos adaptados e incluso
actualmente, podemos servirnos de las nuevas tecnologías ya que suponen
un instrumento facilitador y posibilitador para niños con discapacidad.
Presentan un gran abanico de posibilidades que les permite interactuar y comunicarse dotando de mayor igualdad de
oportunidades su experiencia escolar.
Pues muchos de ellos presentan emociones negativas generadas por las diferencias
con sus semejantes. Si les ayudamos a
expresar sus sentimientos y resaltamos
sus puntos fuertes conseguiremos que se sientan aceptados, apoyados y
seguros. De este modo, lograremos una inclusión real y una verdadera satisfacción personal como docentes.
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